ADAPTÓGENOS: Curación naturalmente ambigua

Aunque los doctores pertenecientes a Centros Médicos Adaptógenos afirman seguridad y validez de sus medicamentos, la Federación Farmacéutica Venezolana rechaza sus productos y el Instituto Nacional de Higiene no los considera seguros para otorgarles registro sanitario

Los Centros Médicos Adaptógenos (CMA) nacieron en Venezuela hace unos 10 años de la mano del doctor José Olalde y de acuerdo a la Dra. Nubia Castro, que trabaja en un CMA, los Adaptógenos son sustancias que incrementan el triángulo compuesto por Energía, Inteligencia Biológica y Organización del cuerpo humano y que no producen ningún efecto secundario ya que «son plantas». Además, la Dra. Castro asegura que estos productos están ampliamente comprobados y aceptados por el Ministerio.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Higiene no los aprueba oficialmente y, sin esta aprobación, no debería proceder la solicitud de registro ante el Ministerio de Salud.

El procedimiento para obtener un registro sanitario es sencillo. Todos los medicamentos que entran al país, al igual que los que son producidos en nuestro territorio deben ser evaluados por el INH. Los laboratorios deben suministrar al INH la «literatura médica» con todos los estudios que validen el medicamento y comprueben que realmente cura lo que promete, y el personal del INH se encarga de aprobar el producto o de rechazarlo y pedir más documentación y estudios. Luego de aprobado el producto por el INH, el Ministerio de Salud procede a otorgarle un número de registro sanitario. Es decir, en teoría, el ministerio no debería otorgar registro a un medicamento que no haya sido aprobado por el INH.

Con los productos naturales (entre los cuales se encuentran los Adaptógenos) hasta hace poco era algo diferente. En principio el ministerio otorgaba un número de registro provisional y el laboratorio debía posteriormente cumplir el protocolo correspondiente con el Instituto de Higiene. Sin embargo, el cumplimiento de esto no era seguido de manera rigurosa. Por esto, desde hace tres años el INH posee una División de Control Nacional de Productos Naturales, los cuales ahora deben seguir los mismos procedimientos que los medicamentos químicos o biológicos para ser aprobados.

Actualmente, según la Dra. Francia Mendoza, revisora de la división de productos naturales del INH, hay muchos productos naturales sin registro sanitario en el mercado, y afirma que dentro de estos están los Adaptógenos, a pesar de que al revisar envases de Adaptógenos se pueda ver un número de registro sanitario bajo las siglas del antiguo Ministerio de Sanidad y Asistencia Social.

En estos casos, se trata un registro viejo que, como indicamos anteriormente, requería otros procedimientos para su obtención. Actualmente, según las doctoras Francia Mendoza y Xiomara Zabala, el departamento de productos naturales del Instituto de Higiene no aprueba los Adaptógenos y, por lo tanto, el Ministerio de Salud no debería otorgarles número de registro.

¿Conflictógeno?

El problema con los Adaptógenos es que poseen muchos principios activos. Generalmente los medicamentos poseen uno o dos principios activos, máximo tres; por ejemplo, la aspirina Bayer tiene el ácido acetil-salicílico y el Tachipirín, acetaminofén. En cambio, un producto Adaptógeno puede tener fácimente más de 20 principios activos. Además, se alega que cada producto puede curar más de una patología o enfermedad y sin embargo, se manda a los pacientes a mezclar productos de acuerdo a cada caso particular. Entonces, el paciente termina consumiendo una cantidad exorbitante de principios activos.

De acuerdo con la Dra. sistémica Nubia Castro, esto no produce ningún efecto negativo ya que se trata de productos hechos con plantas que no tienen efectos secundarios; sin embargo, la Dra. Mary Carmen Fernández, trabajadora del Centro de Información de Medicamentos (CEDIMED) de la Facultad de Farmacia de la UCV, considera esto como una gran mentira. Según ella ningún medicamento es inocuo y no se puede asumir que lo sea sólo porque es de origen vegetal. El ginseng, por ejemplo, puede producir taquicardia, y la valeriana está siendo estudiada porque tiene altos efectos de toxicidad.

De acuerdo con la Dra. Tibisay Gil, además, no se puede asumir que los productos naturales se pueden consumir indiscriminadamente (la Dra. Castro, en cambio, dice que para intoxicarse con plantas habría que consumir una cantidad del tamaño de varios camiones) ya que todo medicamento debe tener una dosis mínima y máxima que validen su efectividad. Por debajo de la dosis mínima el medicamento no tiene ningún efecto sobre el organismo y por encima de la máxima, produce intoxicación.

Además se deben cuidar mucho las reacciones entre productos ya que, así como mezclar productos químicos y biológicos puede dar como resultado reacciones adversas o puede potenciar o eliminar el efecto de los medicamentos, con la combinación de productos naturales es igual.

Mucho no significa nada

Al mezclar tantos principios activos, según la Dra. Mendoza, no se puede comprobar realmente el efecto de cada uno de estos sobre el organismo. Los médicos sistémicos alegan que cada producto puede tratar muchas patologías, pero no hay pruebas contundentes. Es algo así como con las tallas únicas. Deben servirle a todo el mundo pero a nadie le quedan bien.

Además, si ya estamos de acuerdo con que ningún producto es inocuo, es de suponer que no debería ser saludable consumir un compendio de 24 principios activos cuando sólo necesitas 3 para curar tu patología, y los otros 21 está entrando de gratis a tu organismo.

Otra confusión que se presenta tiene que ver con la relación entre medicina sistémica y medicina tradicional.

De acuerdo a la teoría sistémica, lo ideal es que el Adaptógeno vaya ayudando al paciente a prescindir de la medicina tradicional. Se comienza  medicando al paciente con productos Adaptógenos paralelos a su tratamiento convencional y, a medida que el paciente progresa, se va retirando el producto «sintético» para dejar solamente el sistémico. Pero, si se están aplicando dos clases de producto simultámeamente, ¿cómo se puede estar seguro de que el Adaptógeno es el responsable de la mejoría?, sobre todo cuando el «sintético» es el que ha sido aceptado por el INH de acuerdo a los estudios realizados. Además, si se pretende lograr que el paciente prescinda de la medicina tradicional a medida que mejora, ¿Cuál es la necesidad de continuar de por vida con el tratamiento sistémico?

Con enfermedades crónicas como el cáncer se marca aún más la ambigüedad en la curación o mejoría del paciente. En estos casos, el médico sistémico nunca manda al paciente a dejar su quimio o radioterapia, sólo se agregan Adaptógenos al tratamiento bajo la premisa de que éstos ayudarán a reducir los efectos secundarios y colaborarán con el bienestar del paciente.

Es decir, los médicos pertenecientes a esta rama de la ciencia admiten en el fondo que el tratamiento tradicional es el que cura o ayuda al paciente (si está en etapas no terminales de la enfermedad, por supuesto), y sin embargo, el libro bandera del doctor Olalde, pionero de la medicina sistémica se vende bajo el título «El cáncer sí se cura». Y es precisamente esta mentira lo que lleva a la Federación Farmacéutica Venezolana a rechazar la medicina sistémica.

De acuerdo con un manifiesto público relativo a la medicina sistémica, emitido el 4 de noviembre de 2010 por la FFV, la información que recibe el público es que los Adaptógenos poseen propiedades curativas milagrosas, sin que éstos cuenten con «evidencia científica avalada por protocolos clínicos aprobados por el ente regulatorio nacional». Además, el organismo condena que haya médicos que suministren como único tratamiento a determinadas patologías, productos Adaptógenos.

 

Todo está en la mente

A pesar de todo lo explicado, no hay que olvidar que todo medicamento tiene un componente psicosomático (si crees que puede funcionar, es posible que funcione). Sin embargo, esto no da rienda suelta a aclamar la validez de un producto farmacológico, y mucho menos justifica que se le retire a un paciente su tratamiento tradicional para colocarle un Adaptógeno.

 

De acuerdo con la Federación Farmacéutica Venezolana, estos productos «no pueden destinarse al diagnóstico, tratamiento o prevención de enfermedad alguna, pues su función se encuentra limitada a ser coadyuvantes en el tratamiento de algunas afecciones».

 

Esto, y la exhortación que hacen los miembros del Instituto Nacional de Higiene a la población a no consumir esta clase de productos, son elementos que se debe tener en cuenta a la hora de tomar la decisión de creer en los postulados del doctor Olalde y consumir Adaptógenos.


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